Lee esta y todas nuestras historias, empapate de las situaciones que viven los personajes, dejate llevar y volar tu imaginación.
Eran las dos de la mañana, cuando Gio llego a casa de sus padres. Había estado conduciendo durante dos días, pero finalmente estaba de regreso en su ciudad natal, la ciudad de Kansas. Después de abrir la puerta de su Audi, Gio salio y estiró su cuerpo de un metro ochenta y siete centímetros. Deseaba haber podido llegar antes. Le hubiera gustado detenerse en el hospital para ver a su papá. Nino Brunelli, que era el motivo por el que Gio se estaba mudando de nuevo a la ciudad de Kansas, desde Manhattan. Su padre tendría una triple cirugía de bypass en la mañana. En cuanto vio la casa de ladrillo de dos pisos en la que había crecido, Gio sacudió la cabeza y suspiró. Sin el toque de su mamá, la casa no parecía amistosa. Teresa había amado plantar flores a lo largo de la banqueta que llevaba a la puerta principal. Las begonias rosas eran sus favoritas. Gio se tragó un nudo en la garganta. “Te extraño, mamá” susurró Gio hacía la casa. La madre de Gio había fallecido, el mes pasado se cumplieron tres años. “Tal vez plante las flores por ti este año.”...
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