Relato: Alto y Grandote



Me devore a este hombre alto y grandote, aunque creí que se me escaparía, pero al final si pude probarlo al menos una vez

Era julio de 2011 y entré a una famosa página para encuentros entre hombres, pues quedaría con un tipo, pero este ni se conectó.

Por lo tanto, comencé a ver otros perfiles, me llamó la atención uno, que se definía como oso y en la foto se le veía apetecible, cuarentón, de barba negra.
Sin embargo, al ver donde vivía, que era en el mismo estado, pero del otro lado, o sea un tanto lejos, pues ya no consideré otra cosa.
Seguí viendo otros perfiles y de repente recibo un mensaje del tipo agradeciéndome haya visto su perfil, y a la vez dándome su número de celular y su e-mail.
¡Muy lanzado me resultó! Me conecté al entonces aun existente Messenger, tras darle el mío y comenzamos a charlar.


Sentí confianza con él rápidamente, pero también un poco de incertidumbre.
Hablamos un rato y se tuvo que ir.
Pero continuamos horas después con mensajes vía celular, donde lo sentí muy cariñoso y todo.
Su nombre a todo esto es Sergio.
Los días pasaron y seguimos hablando ya sea por Messenger o por teléfono, pues me dio el de su casa, o bien con mensajes de celular.
La verdad me estaba enganchando y por lo visto tenía mucho interés en mí también.
Total, que el viernes de esa semana, en la noche, tras oír su muy varonil voz quedamos de vernos al otro día en la Zona Rosa de la Ciudad de México, un punto intermedio para ambos, y a la vez me resultaba irónico que, viviendo en el mismo estado, nos fuéramos a encontrar en otro, pero bueno así fue.
Solo surgió el inconveniente de que habría una reunión familiar ese sábado, pero pensaba si lograría darme tiempo de verlo y coger, para luego irme a esta.


El sábado, tras las clases de la universidad y antes de irme, me mandó cariñosos mensajes, pero después diría se los contesté un poco frío o distante, no sé a qué se refería.
En fin, para hacer tiempo en lo que llegaba la hora para vernos en un café de Zona Rosa, entré a una tienda de discos, junto al mismo café.
Dos minutos antes de la una, me mandó mensaje preguntando donde estaba.
Entonces por la ventana lo pude ver y eso me dio confianza, normalmente me encontraban primero a mí.
SE veía más grande e imponente.
Salí al encuentro con él.
Entonces comprobé sus más de 1.
90cm y su cuerpo grande, aunque bien distribuido.
LO cual chocaba con mis 1.
60cm y cuerpo delgado.


Tomamos café mientras hablábamos.
O debo decir hablaba él, puesto que resultó un gran conversador, tanto que apenas y yo comentaba algo y él sacaba a colación algo, derivado de lo que había dicho.
También fumaba bastante, casi se acabó media cajetilla en lo que estuvimos ahí.
Salimos del café y necesitaba orinar, así que fuimos a unos baños, pero no le pude ver la herramienta.
caminamos por un rato, donde se notaba un más la diferencia de estaturas y tipo de cuerpo, lo cual me hacía sentir extraño ay a la vez protegido.
Nos sentamos en Reforma, y seguía hablando, aunque comenzaron algunos toqueteos.
Su mano en mi pierna y viceversa, yo con ganas de que fuéramos a otra parte, después sentí su mano en la mía y su mirada fija.
Nos levantamos y me abrazó, pensé iríamos al hotel, pero en vez de eso solo caminamos más y dijo que si comíamos.

Comimos y tras eso lo cuestioné sobre mí, dijo me sentía un tanto retraído.
Volvimos a caminar e insinué que si habría algo más…Evadió un poco el tema, más luego dijo tenía dos opciones, que me fuera con él a donde vive y quedarme, o bien vernos al otro día cerca de donde vivo.
Debido a mi apuro y compromiso con la reunión y la hora, le dije que mejor al otro día, aunque parte de mi si quería irse con él.
Vendría entonces una parte buena, dirigiéndonos al metro donde lo dejaría, en la entrada comenzó a tocarme de manera certera.
Tocó mis costillas y estaba muy cerca de mí, causándome irrefrenable excitación.
Lo sentí tan cerca que creí me besaría, además me tenía contra la pared.
También lo comencé a toquetear, aunque más tímidamente, me prendió y lo notó, pues se me formó una erección que hizo contacto con su pierna.
Él también un poco, quería seguir, pero ya no hubo más, debíamos irnos en diferente dirección.


Tras despedirnos, me sentí miserable y arrepentido.
La reunión solo acrecentó mi frustración.
En la noche en sus mensajes decía que era un “tipazo” y que lo había dejado “prendido”, mientras planeábamos los del otro día.
LO cual tampoco se realizó porque le surgieron imprevistos y ya no fue posible reunirnos.
Pasaron los días y también las promesas de volvernos a ver, entre más pasaba el tiempo más pensaba que no lo volvería ver, quedándome frustrado de no haber podido coger con él.
Una semana después del encuentro acordamos la posibilidad de vernos, pero le surgió un compromiso y pues ya no fue posible.
Los días se diluyeron y los mensajes se fueron espaciando hasta que dejamos de interesarnos, supuse.


De nuevo era sábado y salí a la Ciudad, nada me complacía, nada me llenaba y mientras comía, con vistas a volver a casa tras concluir, fue cuando recibí un inesperado mensaje de Sergio.
Este rezaba: “Hola bebe deseo te encuentres muy bien, aunque ya no nos mensajeamos yo contaba con que nos veríamos hoy jeje en fin cuídate y te envío un fuerte abrazo y muchos besos chao”.
Le contesté y le dije, ya nada había sabido de él, total que le comenté andaba en el DF y entonces me propuso que fuera a su casa y me quedara con él esa noche, tras meditarlo un poco, decidí que me atrevería.

Me indicó como llegar, debía tomar casi toda una línea del metro para llegar a donde vivía.
Estaba dispuesto a sufrir eso, con tal de coger.
Así fue, como me dijo le mande mensaje tras salir de la estación indicada, me guío y ahí estaba en su camioneta, subí y nos dirigimos a su hogar.

Ya dentro, se sentó en la cama mientras no dejaba de hablar, se quitó los zapatos y se recostó, me fui acercando a él muy tímidamente, primero le toqué una pierna con la mano y la mantuve ahí mientras seguía charlando.
Me instó a que me quitara también los zapatos, eso hice, y entonces comenzamos a tocarnos encima de la ropa, metiendo mano y así.
Con sus enormes dedos tocando mi abdomen me provocó una ola de sensaciones entre excitación y un poco de cosquillas, que me llevó a reír.
Me encantaba su trato rudo.

Poco a poco fuimos quitándonos la ropa, con algunos intervalos en que me comentaba algo.
Le levanté la playera y comencé a succionarle las tetillas, tras comprobar que solo tenía un poco de pelo en pecho, justo en medio, lo cual lo hacía lucir rico de cualquier forma
-Chupa duro, muerde -pidió.


Al parecer mis lamidas le eran suaves, así que las intensifiqué.
Así comenzó a gemir y después lanzó un gruñido, digno de un oso, fue muy excitante y lo repetiría a lo largo de la noche.
Metió su mano de mi pantalón y sacó mi verga ya erecta, la cual acarició, comenzando a masturbarme insistentemente.
Pronto nos despojamos de casi toda la ropa, solo quedándonos en topa interior y en el caso de Sergio, los calcetines también.
Le saqué del bóxer su verga y se la masturbaba, como el hacía conmigo.
Se Sentía inigualablemente bien el masturbarnos el uno al otro, mientras continuaba mordiendo sus pezones y de vez en cuando su cuello, lo cual lo ponía cachondo.


Después de un rato, él me bajó la cabeza a su verga, ya despojados de toda ropa, la manera tan fuerte de hacerlo me excitó, sin palabras solo acciones.
Se la empecé a comer de a poco, no suelo meterme toda de una vez, pero él hizo que lentamente me la fuera metiendo toda, no estaba nada mal el sabor, era sumamente agradable, sabía a macho.
En tanto él seguía jalándome el pito.
Con la otra mano empezó a darme cada determinado tiempo sonoras nalgadas, que me sorprendieron, pero conforme fue pasando el tiempo, me fueron excitando mucho, también osó tomarme del cabello fuertemente ya sea que succionara sus tetillas o cuando le mamaba el pito.


Bajé a sus testículos para ensalivarlos, e igualmente poseían un sabor alucinante; entonces tomé el riesgo de ir más abajo…siendo completamente bien recompensado.
Del perineo, mi lengua se fue desbordando hasta llegar al paraíso masculino.
Así fui enterrando mi famélica lengua en su ano, lo cual para nada le disgustó y hasta me permití con los dedos expandir dicha zona para mutuo placer lingual.
Le mamé el culo tanto como pude, su sabor me volvía loco, esa mezcla de macho y sudor del día.


-Grrr -gruñía el grandote.


Él mismo alzó las piernas y puso de lado una, para que tuviera mejor acceso a su culo, aunque me hubiera encantado que se diera la vuelta completa y ponerse en cuatro, jeje.
Se notaba lo estaba disfrutando, hasta llegó a empujar mi cabeza para que le mamara más.
Tras un rato volví a chuparle la verga mientras le introducía un dedo en su raja, lo cual sin duda le agradó bastante pues su expresión lo delataba.
Era una expresión tan particular.
Mientras me entretenía succionando sus guevos, se jalaba su verga, en una de esas me pidió algo…

-Méteme el dedo como hace rato…

Yo con gusto le introduje mi dedo medio.
Entonces dijo lo ensalivara para que entrara mejor y eso hice, hundiéndolo entre sus nalgas.
Tras un rato así, nos abrazamos y pasó su barba por mi cara, lo cual se sintió sensacional, le chupe el cuello y de nuevo baje.
Le dije me excitaban las axilas y me dejó chupárselas rico, las tenía muy peludas lo que me encantó.
Me jaló del cabello para que siguiera sobre su cuello dándole placer.

También me instó a morderle un poco el lóbulo y luego en las tetillas, aunque empezó a decirle que lo lastimaba ¿No que lo quería fuerte? El comenzó a morder mi cuello, nalguearme fuete y seguido, lo que me excitó llegado a un punto, mientras entre mordida y mordida llegó a mis pezones, sintiendo que ya lo hacía muy fuerte y dolió.
Se estaba excediendo, pero aguanté, de hecho, el pezón derecho me quedó resentido.
Entonces volvía bajar para chupársela con ímpetu en tanto me jalaba del cabello para comérsela entera.
Y seguía nalgueándome a la menor provocación.


- ¡Que buenas nalgas tienes!, se pueden agarrar -mientras seguía su mano dura azotando.


Seguí con sus bolas peludas que lamí completas; entonces mi lengua se deslizó del perineo a su sabroso culo.
Que le comí con deseo, se lo abrí, y entusiasmado por el placer proporcionado, alzó más las piernas para que tuviera mejor acceso a su agujero, que le escarbé a lengüetazos.
Se masturbaba y le metía el dedo, a la vez de volver a chupar su delicioso pito.
Se aceleró y en el frenesí de su excitación desquiciada me mordió fuerte la tetilla.
Seguí mamando sus tetillas mientras sentí se podía venir pronto, iba a bajar a su verga.
cuando sentí su espasmo y explotó.


-Grrrrrr -gruñó y jadeó.


Se vino bastante y todo su estómago quedó lleno de su leche.
Su verga escurriendo semen se veía encantadoramente deliciosa.
Entonces parecía era mi turno, a lo que me dijo:

-Súbete en mí que quiero te vengas sobre mi pecho.


Obedecí y me puse con el culo cerca de su cara, me lo abrió, sentí su nariz cerca y su lengua a continuación, gemí y con la mano izquierda me puñeteaba fuerte, tras un rato de lengua y su barba rasposa, la sustituyó con su dedo que sumergió fuerte en mi culo hasta que me hizo reventar, viniéndome y depositándolo en su pecho y panza.
Tras eso, nos dormimos acurrucados, aunque eventualmente cada uno dormiría de su lado.
Al otro día temprano, tras despertar y vestirme, me dijo como regresar y partí.
Fue un poco frio, pero bueno, ya había ocurrido.

Fue un largo camino a casa.
Le mandé un mensaje cuando llegué y fue lo último que supe de él, cuando lo contestó, ya no lo volví a ver, pero al menos no me quedé con las ganas de no haberlo probado.
Años más tarde en la página donde lo conocí, recibí un mensaje donde me preguntaba cómo estaba y cosas así, fue lo último que supe de él.
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